En tu mochila nunca deben faltar estos tres elementos de seguridad que ocupan muy poco y que pueden sacarte de un apuro en montaña, o incluso salvarte la vida si tienes un accidente: silbato, frontal y manta térmica.
Por supuesto, no basta con sólo llevarlos, hay que saber para qué sirven y cómo utilizarlos.
Podrás pedir auxilio en caso de emergencia e indicar a tu grupo dónde estás cuando hay mala visibilidad.
Para hacer un usar el silbato correctamente, ten en cuenta:
1. Llevarlo siempre a mano, accesible.
En las mochilas nuevas a menudo viene integrado en la cincha de ajuste del pecho (apenas se ve y queda cerca de la barbilla), lo que es realmente práctico.
No sirve de nada llevarlo en el fondo de la mochila, si tienes un accidente y tienes que pedir ayuda, es muy posible que no te venga bien ponerte a rebuscar en el último bolsillo de tu mochila.
2. Conocer el código para pedir ayuda: el más sencillo será utilizar la transcripción del SOS en morse que son 3 pitidos cortos (S), 3 largos (o) y 3 cortos (S).
3. No emplear el silbato sin motivo justificado ya que podemos generar una alerta innecesaria.
La manta térmica tiene un lado plateado y uno dorado. El lado plateado es el que refleja la temperatura (el que tenemos que poner hacia donde queremos que vaya el calor).
Para “abrigar”: taparemos a la persona poniendo la parte plateada hacia dentro.
Para proteger del calor: colocándola tipo toldo con la parte plateada hacia fuera, así reflejará la radiación, como los parasoles de los vehículos.
Te será de gran ayuda en caso de que tengan que venir a buscarte y no haya buena visibilidad. Por supuesto, también te sirve para iluminar si tienes algún imprevisto y cae la noche durante la actividad.