Como en toda actividad física, cuando salimos a la montaña
nuestro cuerpo consume un plus de energía, sales minerales y
líquidos que hay que ir reponiendo para evitar fatigarse
demasiado pronto o incluso sufrir una “pájara” que nos deje KO.
¿Qué tipo de “gasolina” debo darle al cuerpo durante mi
actividad?
Comida
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Si haces una ruta de menos de 4h, hay que consumir alimentos
ricos en azúcar e hidratos de carbono, que sean de poco
volumen y fáciles de digerir (absorción rápida). Estos
alimentos suponen una inyección rápida de energía, permiten
mantener los niveles de glucosa necesarios y recuperar las
sales minerales.
Algunos ejemplos: fruta (natural o seca), barritas, galletas,
chocolates etc. La cantidad recomendada es de 300 kcal/hora.
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Si la actividad es más larga, alterna lo anterior con
alimentos más completos y de absorción más lenta que, además
de hidratos de carbono, sean ricos en proteínas y grasas.
Estos alimentos nos aportarán energía a medio plazo en nuestro
esfuerzo prolongado.
Algunos ejemplos: frutos secos, pequeños bocadillos, huevo (duro
o en tortilla), etc.
Bebida
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La cantidad de agua que debemos ir reponiendo dependerá de la
intensidad del ejercicio y de la temperatura que haga, pero lo
recomendado es medio litro a la hora, como mínimo.
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Es de vital importancia hidratarnos correctamente durante la
actividad. Tanto en verano como en invierno, cuando hacemos
ejercicio, el cuerpo entra en calor y pierde agua mediante la
sudoración.
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La deshidratación puede tener consecuencias graves en nuestro
cuerpo (desde fatiga y dolor muscular hasta graves
complicaciones como el golpe de calor).
Consejos:
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Come en cuanto notes sensación de hambre (no te esperes a
sentir el “estómago vacío”) y bebe antes de tener sed. La
sensación de sed llega cuando ya estamos deshidratados, hay
que evitar llegar a ese punto.
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Evita mezclar alimentos de absorción rápida y lenta en la
misma comida (la digestión será lenta y no se asimilarán
correctamente los azúcares rápidos. Es recomendable dejar
pasar un tiempo (una media hora) entre el consumo de los
primeros y los segundos.
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Evita siempre llenar el estómago y consumir alimentos pesados,
su digestión nos dificultará la marcha.
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Presta especial atención a hidratarte en los días de frío, ya
que el cuerpo también pierde agua pero la sensación de
necesidad de beber es menor, lo que nos puede provocar
problemas.