Todo el mundo sabe que la mejor opción para ir al monte es hacerlo siempre con compañía, no obstante cada vez hay más gente que se atreve a hacerlo en solitario. A pesar de no ser la opción más recomendable, si lo hacemos, podemos adoptar una serie de costumbres que pueden hacer nuestra salida más segura:
Antes de salir:
Elige una ruta que sea de tu nivel o inferior (nivel confort). No te aventures con actividades que estén por encima de tus capacidades ya que a priori no vas a tener a nadie para que te eche una mano si lo necesitas.
Realiza una buena planificación de la actividad (ruta, horarios, alternativas, escapes, condiciones).
Siempre será más seguro salir por una zona que conozcas y donde haya cobertura pero si vas a moverte por una zona que no conoces (esta opción es sólo para gente con experiencia), deberás estudiarte bien el mapa de la zona antes de ir.
Prepara concienzudamente tu mochila y por muy sencillo que sea el recorrido, no olvides el botiquín, el material de seguridad, el mapa, y llevar el teléfono bien cargado (una pequeña batería externa nunca está de más).
Deja a alguien pendiente de ti, informa como mínimo del recorrido que vas a hacer y del horario que tienes previsto.
Durante la salida:
Cíñete al plan previsto y ve comprobando si vas en hora.
Cuando lleves unas horas en marcha, envía un mensaje informando de tu ubicación, qué hora es y confirmando el plan que llevas (especialmente si te estás moviendo por una zona con mala cobertura).
No te sometas a situaciones que te puedan generar dudas o miedos ya que la gestión del estrés sin compañía es muy complicada y puede tener graves consecuencias. Ante una situación así, no dudes que la mejor opción es darse la vuelta.
Al terminar la ruta:
Avisa de que has llegado a la persona que ha estado pendiente de ti.
Haz una pequeña valoración de tu salida, estos análisis te ayudarán a mejorar.