La mochila es esa gran compañera que nunca falta en todas nuestras salidas a la montaña.
Las podemos encontrar de muchos tipos y características en función de la actividad que vayamos a realizar pero, en todos los casos, la carga debe estar bien organizada para que podamos realizar las actividades de manera confortable.
Consigue que el centro de gravedad de la carga se encuentre lo más cerca posible de la espalda.
La mochila debe ir pegada a la espalda, sin más peso en un lado que en otro.
La mayor parte de la carga debe reposar sobre tus caderas, nunca sobre tus hombros.
En la medida de lo posible, evita colgar elementos en el exterior, estos se pueden enganchar y desestabilizarte en pasos estrechos y/o técnicos.
Perfecta para elementos pequeños y de acceso rápido. Nunca metas objetos pesados.
Esta es la zona en la que cargamos los elementos de más peso y volumen, prestando especial atención en que los más pesados reposen cerca de la espalda.
En caso de realizar actividades de varios días, tipo trekking o travesía, esta zona es la ideal para transportar elementos de poco peso y mucho volumen , saco de dormir, zapatillas de descanso, etc…
En algunos modelos puedes encontrar bolsillos que son perfectos para depositar cosas que quieras tener a mano, como por ejemplo mapas, gorras o alguna pequeña prenda impermeable.
En todos los casos, sea cual sea tu mochila, el modo de cargarla condicionará nuestra actividad. Si va mal cargada, una mochila magnífica no sirve de nada.