Los bastones se convierten en grandes compañeros de montaña cuando sabemos utilizarlos correctamente. Para que no se conviertan en un verdadero estorbo, lo primero es aprender a ajustarlos y a agarrarlos.
La mayoría de los bastones son ajustables en altura, simplemente necesitas saber cuál es tu altura de bastón ideal.
Para calcular tu altura óptima, cógelo por la empuñadura, pega el brazo al cuerpo y sube el antebrazo hasta que forme un ángulo recto con el resto de nuestro cuerpo (en esta posición la punta del bastón debe tocar el suelo, lógicamente).
Además, los bastones ajustables tienen señaladas las distintas medidas (generalmente de 5 en 5cm), cuando lo ajustes, fíjate en qué medida es la tuya (ejemplo: 115)
Así, podrás desplegarlos directamente antes de utilizarlos y no tendrás que hacer el ejercicio de ajuste cada vez, ni comprobar si hay un bastón más largo que otro etc..
Los bastones llevan una cinta que se llama dragonera, está pensada para colocarla alrededor de nuestra muñeca.
Esta posición facilita la descarga de nuestro peso sobre ella, en lugar de gastar la fuerza de manos y brazos para agarrar el bastón a cada paso.
Para colocar correctamente esta cinta introduce la mano dentro de la dragonera de abajo a arriba.
Para coger la empuñadura, pisarás la base de la cinta con la palma de la mano.
La dragonera queda sobre el dorso de la mano y verás cómo puedes agarrar y mover el bastón con poca fuerza. Ajusta la longitud de la cinta para que no te quede ni muy apretada ni demasiado holgada.
Ten en cuenta que el uso de la dragonera es recomendable en zonas de llaneo y de subida con terreno “amable”.
En terreno técnico, irregular, resbaladizo y en descenso, es recomendable soltar las cintas y agarrarlos directamente de la empuñadura ya que en caso de caída, tener el bastón enganchado a nuestras manos podría provocarnos graves lesiones.