Cuando elegimos nuestra ropa para hacer una salida a la montaña, debemos pensar en ponernos una combinación de prendas que nos permita protegernos de las inclemencias del tiempo, evitando el frío y la humedad.
¿Cómo lo conseguimos?
Primera capa: evitar la humedad
Las “camisetas térmicas” están hechas de tejidos sintéticos o naturales (como la lana merino) que son de secado rápido. Al llevarla como prenda interior, pegada al cuerpo, permite evacuar el sudor y mantener seco nuestro cuerpo.
Segunda capa: mantener el calor
Encima de la prenda interior, nos pondremos una prenda que, además de evacuar la humedad que llega de la capa anterior, nos aporte calor. Esta función la cumplen prendas como los forros polares, las chaquetas de pluma o las de relleno sintético.
Imprescindible: aislamiento
Por último, debemos llevar siempre (puesta o en la mochila) una prenda impermeable que nos servirá para protegernos de la lluvia, de la nieve y/o del viento. Esta “tercera capa” evita que nos mojemos y que el frío penetre hacia nuestro cuerpo. Lo ideal es que sea lo más transpirable posible para que evacúe bien la humedad que generamos.
Consejos: cuando hace frío
Empieza a andar con todo el abrigo que necesites. No empieces la ruta con sensación de frío, ya que es una sensación muy desagradable y cuesta más “arrancar”.
El cuerpo en movimiento genera calor, lo notaremos cuando empecemos a andar. Evita romper a sudar quitando capas antes de que se mojen, porque si sudamos demasiado y se nos humedece nuestra primera capa (en contacto con la piel), podemos enfriarnos o incluso sufrir hipotermia al parar la marcha.
Hay que llevar una capa de abrigo extra en la mochila para poder abrigarnos cuando hacemos una parada.